Conferencia en el salón de actos del Excmo. Ateneo de Sevilla conferencia sobre “Sancho VII el Fuerte de Navarra, un Rey de Leyenda. Héroe de las Navas de Tolosa.
La presentación corrió a cargo de Don Miguel Cruz Giráldez Profesor de Literatura Española en la Universidad de Sevilla y Vocal de R.R.I.I del Excmo. Ateneo de Sevilla.
Fue impartida por Don José Miguel Valderrama Esparza, presidente del Hogar Navarro en Sevilla. José Miguel Valderrama Esparza, nació en 1948 en Pamplona, donde realizó el Bachillerato en el colegio de los Hermanos Marista y cursó estudios de Derecho en la Universidad de Navarra. Posteriormente realizó también los estudios sobre Criminología en la Universidad Complutense de Madrid. Andaluz de adopción, reside en Sevilla desde 1984 y además de un experto bibliófilo, ex librista, gastrónomo, coleccionista y constante investigador en estos temas. José Miguel Valderrama es el Presidente de la asociación Andaluza de Ex librista y director de su revista Extampa, Socio Numerario del Excmo. Ateneo de Sevilla, Miembro del patronato de la Real Academia Española, Miembro de Honor de la Asociación del Ex libris de Estambul, Miembro de la Asociación de Cervantista, Asesor Cientìfico-Artìstico en la catalogación de ex libris de temas cervantinos de la Cátedra Cervantes de la Universidad de Castilla-La Mancha, así como académico Numerario de la Academia Portuguesa de Exlibris.
La conferencia que fue acompañada con la proyección de imágenes hizo un recorrido por la vida del rey Sancho VII el Fuerte de Navarra y recordando a través de él, uno de los más importantes hitos de la Historia de España.
Sucedió hace 807 años. Era lunes, el 16 de julio de 1212. Dos grandes ejércitos, uno bajo la protección de la media luna y otro amparado por la cruz, se enfrentaron en los campos de Jaén. Cristianos y almohades iban a dirimir en las Navas de Tolosa la que iba a ser la batalla más importante de la Reconquista. Hay historiadores que opinan que de haber sido derrotados los cristianos es posible que toda la Península Ibérica hubiera vuelto a manos sarracenas. De hecho, el califa Al-Nasir había reunido el mayor ejército que se había visto hasta el momento tras convocar la Yihad o Guerra Santa en Al-Andalus y en el norte de África. Conocido como el Miramamolín o señor de los creyentes, Al-Nasir había jurado no parar hasta abrevar sus caballos en el Tíber, el río romano.
Convocados por el Papa Inocencio III, quien había declarado Cruzada la contienda y predicada por el navarro, Rodrigo Ximénez de Rada, a la sazón Arzobispo de Toledo, tres reyes cristianos, hicieron causa común para frenar el peligro almohade: Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII el Fuerte de Navarra. Además de tropas de Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Orden de San Lázaro, Temple y San Juan (de Malta), entre otros contendientes.
En esta crucial batalla, el rey Sancho el Fuerte y sus hombres desempeñaron un papel protagonista. El contingente navarro, encabezado por su rey, fue el primero que se abrió paso hasta el palenque de Al-Nasir, acabando con la última resistencia de los sarracenos.
Foto Antonio Rendón Domínguez