Todo sigue siendo histórico en este agosto en torno a la patrona de Sevilla y la Archidiócesis, la Virgen de los Reyes. La devoción más antigua de la ciudad ha regresado a la capilla Real después de haber celebrado su novena, el 15 de agosto y parte de la octava en el altar del Jubileo de la Santa Iglesia Catedral.
Antes de regresar a su camarín, la Virgen de los Reyes vuelve a estar ubicada en el perímetro de su capilla, donde permanecerá durante la toda la jornada del 20 y la mañana del día 21 de agosto. Se volverá a sustituir el beso por una reverencia, situando a la imagen de esta manera para dar una mayor facilidad al tránsito de los fieles.
La entrada se efectuará de nuevo por la Puerta de Palos y la salida será por la Puerta de Campanillas. Habrá que portar la mascarilla de forma obligatoria y utilizar el gel desinfectante que estará situado en el interior de la Catedral, tanto en la entrada como en la salida. La octava se celebrará estos dos días a las 8.30 horas en el altar del Jubileo, mientras que el sábado día 22 de agosto, se hará en la capilla Real con la apertura de la urna de San Fernando.
En lo que respecta al ajuar, la Virgen de los Reyes recupera una estampa de antaño, en concreto del siglo XVIII, de la etapa que es el manto de brocado que luce en este segundo «besamanos». Se trata de una pieza denominada de las «águilas bicéfalas». Una obra de autor anónimo y que cuenta con otro detalle como es el emblema de María.
Por otra parte, la saya está realizada en raso blanco bordado en sede, siendo adaptado del traje de boda que donó la princesa Doña Dolores de Borbón en 1937, año de su casamiento con el príncipe Augusto Czartoryski. El pecherín es uno de los tres de oro que posee la Virgen, realizado por María Dolores Gálvez. Cuenta con varias joyas, rosarios, las medallas de la Virgen del Pilar y el Socorro y un escudo de la Esperanza de Triana. La corona es la conocida como la de la filigrana de oro, de Manuel González Rojas en 1876, antigua de salida, anterior a la coronación de 1904, que es utilizada tanto en los dos besamanos, como en la novena y octava.