El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, ha presidido la tarde de este lunes, la Eucaristía en la ermita de San Gregorio de Osset, patrón y alcalde perpetuo de Alcalá del Río, el día de su festividad.
Al inicio de la misa bendijo las obras de la restauración de la ermita de San Gregorio y las capillas laterales de las hermandades de la Soledad y de la Vera-Cruz.
Durante su homilía, monseñor Saiz Meneses ha subrayado un aspecto central para la vida cristiana, a partir del ejemplo de santidad de san Gregorio Osset, profundizó así en el misterio de la Santísima Trinidad”. En este sentido, dijo que “estamos llamados a mantener una relación personal con el Padre, el Hijo y Espíritu Santo, único Dios en tres personas distintas, que se ha revelado y ha salido al encuentro de la criatura humana. Nosotros somos personas humanas, pobres y pequeñas y las personas divinas quieren que mantengamos esa relación personal con ellas”.
El arzobispo de Sevilla recordó la importancia “de enseñar a los niños a signarse al salir de casa y a tener una relación cercana con la Santísima Trinidad; que pidamos crecer en esa consciencia y relación”.
La misa fue concelebrada por el rector de la ermita, José María Campos Peña y por los sacerdotes Ignacio Sánchez Dalp y Alberto Pardo, antiguos párrocos de Alcalá del Río. Ha acompañado también el párroco de San José de la Rinconada, Álvaro Montilla.
La confianza en Dios fue el segundo aspecto destacado por monseñor Saiz Meneses en la Eucaristía de esta tarde. “En Dios hemos de poner la confianza principal y, a partir de allí, en las personas, en los medios materiales, en los talentos y capacidades que el Señor nos ha dado y así hacemos camino”.
En definitiva, se trata de “un día grande e importante para todos los alcalareños, un día para encomendarnos a Nuestra Señora y a San Gregorio de Osset para ofrecer nuestra vida y para seguir caminando nuestra peregrinación en la tierra”.
Antes de la celebración eucarística, monseñor Saiz Meneses firmó el libro de oro del Ayuntamiento de Alcalá del Río y al término de la Eucaristía, departió con la comunidad parroquial.