La madre de Dios se llama Esperanza.
En la comitiva de la procesión hacia al Templo Metropolitano formaron más de 800 hermanos con cirios y representaciones de las hermandades y cofradías del barrio trianero.

El cortejo partió desde su sede en la Capilla de los marineros, que los sevillanos conocen como arrabal de la Calle Pureza hasta la Iglesia Catedral de Sevilla.
La Virgen de la Esperanza en su paso de palio, lucia el famoso manto de los dragones y la saya del diestro Juan Belmonte García, llamado el Pasmo de Triana y como capataz del palio iba Juan Manuel López Díaz.
En su recorrido por el centro de la ciudad la Dolorosa fue recibida por la comunidad religiosa de los carmelitas del Santo Ángel de la calle Rioja, en la cual estuvo adornada con Banderas y guinarda de flores.
Esta procesión extraordinaria fue debido a su VI centenario fundacional, en 1418, de la antigua cofradía de la Esperanza, fusionada en 1542, con la de San Juan Evangelista, en 1616 con la de las Tres Caídas y en 1972 con la Sacramental de Santa Ana.