El poder del perdón
Le humillaron y le torturaron durante 27 años en varias cárceles de Sudáfrica, en celdas minúsculas de las que sólo salía para picar piedra en trabajos forzados, en condiciones infrahumanas que le hicieron enfermar de tuberculosis. Es imposible imaginar ese infierno del día a día durante casi tres décadas. Y cuando es liberado y elegido presidente de Sudáfrica, la reacción lógica habría sido decir: Ahora os vais a enterar, blanquitos. Es lo que pensaban sus acólitos, que no entendían cómo Mandela saludaba, sonreía y estrechaba las manos a los mismos que le habían tratado como a un perro. Sin embargo, tras abandonar el penal, el preso número 466/64 de Robben Island lanzaba un mensaje de paz y reconciliación, hablaba de perdón y entendimiento.
