Lopera guardó la Copa en su casa de Madrid después de la fiesta nocturna
No se cortaron ni un pelo los béticos en la celebración del triunfo. Sábado, el título de la Copa del Rey en el bolsillo y la noche de Madrid por delante. Todo un reto, aunque sea para sevillanos de pelo en pecho. Así que «lo rompieron» todo, empezando por Serrano 41, y volvieron al hotel a eso de las siete de la mañana. El último en regresar fue Denilson, que para eso es brasileño.
La plantilla celebró el título con una cena en el restaurante La Pesquera, en la Casa de Campo, donde hubo algunos problemas pues la Directiva no había contemplado la presencia de los familiares de los jugadores, con lo que se produjeron bastantes dificultades de infraestructura ante el enfado mal disimulado de los futbolistas en el único momento tenso que se produjo a lo largo de una noche triunfal. Hubo anécdotas de todo tipo, pero una de las más curiosas fue que Benjamín se apoderó de un enorme cartel de presentación de la Copa que había en el Calderón en el que se leía «Final de la Copa del Rey». Era tan grande que no cabía en el maletero del autobús, por lo que tuvo que subirlo al mismo para poder trasladarlo. El objetivo de Benjamín es regalárselo a su padre debidamente firmado por toda la plantilla.
La copa física, es decir, el trofeo, se lo llevó el presidente Lopera en persona y durmió en la casa que el dirigente bético tiene en la capital madrileña. Ayer por la tarde, a las seis, la expedición salía en el AVE con destino a Santa Justa, donde el equipo fue recibido por miles de seguidores. Los aficionados verdiblancos, en un ambiente enloquecido, agasajaron al campeón.
Nada más bajar del AVE Lopera declararía que «es la mejor temporada del Betis en toda su historia, hemos ganado la Copa y estamos clasificados para la «Champions». La Copa del Rey es un título muy importante por el beticismo, resulta muy bonito poder traer esta Copa a dos años de nuestro centenario». El presidente, el entrenador Serra Ferrer y Joaquín, Dani y Doblas fueron los más coreados por los béticos, que acompañaron a la expedición hasta el estadio Manuel Ruiz de Lopera en un autobús descapotable.
Piedras e insultos
En Sevilla hubo un problema porque Santa Justa está al lado del Sánchez Pizjuán y el Betis llegó justo cuando el Sevilla B estaba jugando la fase de ascenso a Segunda. Había pues aficionados sevillanos en el trayecto de los béticos y hubo cruce de palabras, de piedras y de insultos hasta que intervino la Policía sin que la cosa fuera a mayores.
Después la celebración siguió, pero fuera del estadio, cuyo césped quiere preservarse porque la UEFA lo visita próximamente dentro de la inspección general que realiza para dar su autorización al escenario de un torneo continental. Dicha aprobación es requisito imprescindible para que la próxima temporada el estadio pueda ser sede de la Liga de Campeones. Es por esa razón que las celebraciones se hicieron en la zona de La Palmera, y allí fue donde el presidente, los técnicos y los jugadores ofrecieron la Copa a los aficionados (unos 10.000), amenizado todo con música. Además, en una pantalla gigante se proyectaron los mejores momentos de la «hora verde» y de la final. La fiesta acabó con los clásicos fuegos artificiales.
Hoy, los festejos comenzarán a las seis, que será cuando la expedición bética realice una visita al Gran Poder antes de acudir al Ayuntamiento, donde será recibida por las autoridades. Posteriormente, desde el balcón, el presidente, el entrenador y el capitán del equipo pronunciarán un breve discurso de agradecimiento a los béticos. Desde ahí se realizará un nuevo desplazamiento hasta el Parque de María Luisa, para finalizar con una cena en el restaurante La Raza.