Cierto es, que a lo largo de la historia numerosas personalidades han realizado la labor de periodista sin estar titulados, lo que tampoco deja de ser cierto que en ciertas ocasiones el hecho de no estar titulado no quisiera significar el no estar cualificado. Este es el caso de Ryszard Kapuscinski, premio Principe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2003 y uno de los periodistas vivos más apreciados hoy día, gracias a libros como: Ébano, El Sha o El emperador, entre otros. Kapuscinski se hizo periodista por casualidad ya que unas determinadas coyunturas se lo obligaron. Nació en Polonia donde llevó a cabo sus estudios universitarios como historiador; tras la segunda Guerra Mundial su país quedó reducido a cenizas y la mayor parte de la inteligencia polaca pereció, por lo que se abrió un hueco enorme en las redacciones de la época, situación que le posibilitó- u obligó- a hacerse periodista. A pesar de su carente titulación nadie podría negarle hoy día a Kapuscinski su importante aportación a la profesión; echo que hoy día si pudría ser muy criticado o polémico en los medios de comunicación españoles, y es que cada vez es más frecuente la figura del colaborador, figura que a grandes rasgos podría definirse como: Personaje popular es decir, no famoso- , carente de titulación, escrúpulos y educación alguna.
El colaborador es el virus del siglo XXI, tiene presencia en todo espacio televisivo y poco a poco va abriéndose camino al resto de medios. Ataca principalmente desde la programación rosa, esos matinales y saloncillos de entretenimiento, por llamarlos de alguna manera; ya que dicho entretenimiento no es más que un grupo de lenguas viperinas criticando al famoso de a pie. El colaborador es el mal que hoy día afecta a la profesión periodística, ocupando sillones que deberían estar ocupados por jóvenes profesionales que se encuentran guardando cola en la oficina de empleo. Colaboradores cuyo único objetivo es su lucro particular, frente a personajes como Kapuscinski, donde la primacía de la verdad está por encima de todo.
