Fidel Castro, el hombre que ha conducido el destino de Cuba durante 49 años, anunció ayer, a los 81 años y preso de una grave enfermedad, que no puede seguir liderando los designios de la isla. Ahora, el futuro de Cuba pende del eterno debate entre suceder al comandante en jefe o mirar hacia la democracia.
Les comunico que no aspiraré ni aceptaré repito no aspiraré ni aceptaré, el cargo de presidente del Consejo de Estado y comandante en jefe, comunicó Castro en un mensaje publicado, como muchos otros desde que enfermó en 2006, en el diario oficial Granma. El presidente cubano, de 81 años, no aceptó el cargo por razones de salud y, tras 49 años en el poder, abrió las puertas a nuevas generaciones que cuentan con la autoridad y la experiencia para garantizar el reemplazo.
Castro, que delegó sus cargos en julio de 2006 en su hermano Raúl, de 76 años, de forma provisional, aclaró que no seguirá en el poder porque traicionaría mi conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer. El mensaje muestra a las claras el estado crítico de salud del comandante en jefe, que lamentó que no haya podido cumplir con su deber hasta el último aliento. Eso sí, seguirá escribiendo puntualmente en las páginas del diario oficial del régimen, Gramma.
Castro ocupaba la Presidencia de Cuba desde el 3 de diciembre de 1976 y con anterioridad ocupó el cargo de primer ministro desde 16 de febrero de 1959, tras el triunfo el 1 de enero de ese año de la revolución cubana contra el régimen de Fulgencio Batista.
El anuncio se produce tan sólo cinco días antes de que el Parlamento, en la instalación de un nuevo periodo quinquenal, nombre un nuevo Consejo de Estado, del que Castro era hasta ayer presidente. El líder cubano fue elegido parlamentario en las eleccio- nes del 20 de enero, con el 98,3% de apoyos, mientras que su hermano Raúl, que lo suple en la jefatura del Estado, obtuvo 99,4%.
Eso sí, ni en su último discurso se olvidó de su gran enemigo en el exterior, EEUU, que durante 42 años ha mantenido el embargo sobre la isla. Era incómoda mi posición frente a un adversario que hizo todo lo imaginable por deshacerse de mí y en nada me agradaba complacerlo, afirmó.
En La Habana circulaban innumerables versiones sobre qué pasaría con el Gobierno cubano, desde las que auguraban el anuncio de retiro previo y acertaron, hasta las que juraban que el carismático líder cubano jamás se jubilaría pese a sus dolencias.
Según diplomáticos acreditados en La Habana, queda por confirmar si el mensaje de Fidel ratifica el liderazgo de Raúl, al que se atribuye un pragmatismo y un deseo de reformas en Cuba.
Situación difícil. El legado de poder que deja Castro al nuevo jefe de Estado es una patata candente en la economía. El presidente del Consejo de Estado que salga elegido se encontrará con no pocos problemas económicos y unas cifras macroeconómicas que, más allá de la controversia sobre su fórmula de cálculo, indican que la salud de las finanzas en la isla no va del todo bien.
La economía cubana no ha encontrado salidas a sus problemas tras 19 meses de gobierno provisional de Raúl Castro, que trató de apretar las tuercas en aspectos puntuales, mientras insistía en reformas de fondo que no han llegado. Las llamadas de atención sobre los problemas económicos de Cuba centrados en alimentación, vivienda y transportes se han vuelto cotidianas. A estas se han sumado críticas a la salud y la educación, dos de los buques insignia de la revolución cubana.
De boca de Raúl Castro han salido expresiones como reformas estructurales, la admisión de que hay un exceso de prohibición y la promesa de estudiar aumen- tar la inversión extranjera.
Pero la principal duda de la población cubana y, a su vez, de todo el mundo, es si la retirada de Fidel Castro supone una oportunidad para la democracia o la continuidad del régimen en la isla.
«Mensaje del comandante en jefe»
«Queridos compatriotas:
Les prometí el pasado viernes 15 de febrero que en la próxima reflexión abordaría un tema de interés para muchos compatriotas. La misma adquiere esta vez forma de mensaje.
Ha llegado el momento de postular y elegir al Consejo de Estado, su presidente, vicepresidentes y secretario.
Desempeñé el honroso cargo de presidente a lo largo de muchos años. El 15 de febrero de 1976 se aprobó la Constitución Socialista por voto libre, directo y secreto de más del 95% de los ciudadanos con derecho a votar. La primera Asamblea Nacional se constituyó el 2 de diciembre de ese año y eligió el Consejo de Estado y su Presidencia. Antes había ejercido el cargo de primer ministro durante casi 18 años. Siempre dispuse de las prerrogativas necesarias para llevar adelante la obra revolucionaria con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo.
Conociendo mi estado crítico de salud, muchos en el exterior pensaban que la renuncia provisional al cargo de presidente del Consejo de Estado el 31 de julio de 2006, que dejé en manos del primer vicepresidente, Raúl Castro Ruz, era definitiva. El propio Raúl, quien adicionalmente ocupa el cargo de ministro de las F.A.R. por méritos personales, y los demás compañeros de la dirección del Partido y el Estado, fueron renuentes a considerarme apartado de mis cargos a pesar de mi estado precario de salud.
Era incómoda mi posición ante un adversario que hizo lo imaginable por deshacerse de mí y en nada me agradaba complacerlo.
Más adelante pude alcanzar de nuevo el dominio total de mi mente, la posibilidad de leer y meditar mucho, obligado por el reposo. Me acompañaban las fuerzas físicas suficientes para escribir largas horas, las que compartía con la rehabilitación y los programas pertinentes de recuperación. Un elemental sentido común me indicaba que esa actividad estaba a mi alcance. Por otro lado me preocupó siempre, al hablar de mi salud, evitar ilusiones que en el caso de un desenlace adverso, traerían noticias traumáticas a nuestro pueblo en medio de la batalla. Prepararlo para mi ausencia, sicológica y políticamente, era mi primera obligación después de tantos años de lucha. Nunca dejé de señalar que se trataba de una recuperación «no exenta de riesgos».
Mi deseo fue siempre cumplir el deber hasta el último aliento. Es lo que puedo ofrecer.
A mis entrañables compatriotas, que me hicieron el inmenso honor de elegirme en días recientes como miembro del Parlamento, en cuyo seno se deben adoptar acuerdos importantes para el destino de nuestra Revolución, les comunico que no aspiraré ni aceptaré - repito- no aspiraré ni aceptaré, el cargo de presidente del Consejo de Estado y comandante en jefe.
En breves cartas dirigidas a Randy Alonso, director del programa Mesa Redonda de la Televisión Nacional, que a solicitud mía fueron divulgadas, se incluían discretamente elementos de este mensaje que hoy escribo, y ni siquiera el destinatario de las misivas conocía mi propósito. Tenía confianza en Randy porque lo conocí bien cuando era estudiante universitario de periodismo, y me reunía casi todas las semanas con los representantes principales de los estudiantes universitarios, de lo que ya era conocido como el interior del país, en la biblioteca de la amplia casa de Kohly, donde se albergaban. Hoy todo el país es una inmensa universidad.
Párrafos seleccionados de la carta enviada a Randy el 17 de diciembre de 2007:
«Mi más profunda convicción es que las respuestas a los problemas actuales de la sociedad cubana, que posee un promedio educacional cercano a 12 grados, casi un millón de graduados universitarios y la posibilidad real de estudio para sus ciudadanos sin discriminación alguna, requieren más variantes de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de ajedrez. Ni un solo detalle se puede ignorar, y no se trata de un camino fácil, si es que la inteligencia del ser humano en una sociedad revolucionaria ha de prevalecer sobre sus instintos.
«Mi deber elemental no es aferrarme a cargos, ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir.
Pienso como Niemeyer que hay que ser consecuente hasta el final».
Carta del 8 de enero de 2008:
«...Soy decidido partidario del voto unido (un principio que preserva el mérito ignorado). Fue lo que nos permitió evitar las tendencias a copiar lo que venía de los países del antiguo campo socialista, entre ellas el retrato de un candidato único, tan solitario como a la vez tan solidario con Cuba. Respeto mucho aquel primer intento de construir el socialismo, gracias al cual pudimos continuar el camino escogido».
«Tenía muy presente que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz», reiteraba en aquella carta.
Traicionaría por tanto mi conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer. Lo explico sin dramatismo.
Afortunadamente nuestro proceso cuenta todavía con cuadros de la vieja guardia, junto a otros que eran muy jóvenes cuando se inició la primera etapa de la Revolución. Algunos casi niños se incorporaron a los combatientes de las montañas y después, con su heroísmo y sus misiones internacionalistas, llenaron de gloria al país. Cuentan con la autoridad y la experiencia para garantizar el reemplazo. Dispone igualmente nuestro proceso de la generación intermedia que aprendió junto a nosotros los elementos del complejo y casi inaccesible arte de organizar y dirigir una revolución.
El camino siempre será difícil y requerirá el esfuerzo inteligente de todos. Desconfío de las sendas aparentemente fáciles de la apologética, o la autoflagelación como antítesis. Prepararse siempre para la peor de las variantes. Ser tan prudentes en el éxito como firmes en la adversidad es un principio que no puede olvidarse. El adversario a derrotar es sumamente fuerte, pero lo hemos mantenido a raya durante medio siglo.
No me despido de ustedes. Deseo sólo combatir como un soldado de las ideas. Seguiré escribiendo bajo el título «Reflexiones del compañero Fidel» . Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso. Gracias».
Fidel Castro Ruz
18 de febrero de 2008
5 y 30 p.m.