El Presidente del Foro Español de la Familia advierte de que, en España, en estos momentos, se plantea un intenso debate entre dos modelos de familia: «El propio del humanismo cristiano, más o menos oscurecido en sus contornos y características, y el beligerante modelo de la ideología de género, sectario y antinatural». Don Benigno Blanco anima a votar en clave de familia, «y nuestras convicciones sobre ella se convertirán en importantes para los políticos».
Al decidir cómo ejercer el derecho al voto es razonable - y exigible moralmente- que ponderemos las cosas valiosas, en primer lugar, y que la postura, trayectoria y credibilidad de los partidos políticos en los temas importantes sea determinante a la hora de optar por votar a uno u otro. Si la familia es para nosotros importante, la postura de los partidos sobre la familia debe ser uno de esos factores que prioritariamente hemos de valorar para elegir a quién votamos.
La familia, en la campaña:
Tenemos la suerte de que, en esta campaña electoral, la familia está presente por primera vez en la democracia española - ya lo ha estado en la precampaña- , en parte muy importante por la intensa movilización de las familias españolas en estos últimos años en defensa de su identidad y derecho a educar en libertad. Tendremos así abundantes elementos de juicio para decidir responsablemente: lo que ha hecho cada uno de los candidatos en el pasado y lo que nos anuncian que van a hacer, tamizado uno y otro por la credibilidad que sus hechos den a sus palabras.
La postura sobre la ideología de género, el respeto al matrimonio como institución específica para la unión entre hombre y mujer, el compromiso con el derecho a la vida, la defensa de la libertad de los padres para educar a sus hijos conforme a sus convicciones y las políticas activas de apoyo a la familia y a la natalidad, son en nuestros días de imprescindible valoración por un votante responsable preocupado por la familia.
Nuestro voto importa:
Es bastante probable que ningún partido político se identifique al cien por cien con todas nuestras opiniones sobre la familia y resto de temas de igual relevancia para decidir el voto. Esto es lo normal en sociedades fuertemente pluralistas como las nuestras. De ahí la necesidad de ponderar todos los factores en juego - las propuestas programáticas y su credibilidad, así como los antecedentes y la importancia relativa de cada tema- , entre los cuales no es el menor el saber que, en todo caso, de estas elecciones saldrá una mayoría parlamentaria y un Gobierno necesariamente. No estamos ante una encuesta, sino ante unas elecciones: si no votamos, alguien presidirá el Gobierno igualmente; si votamos a opciones que no alcancen representación parlamentaria, éstas no podrán influir en quien gobierna, aunque nuestro voto pueda tener otros valores de tipo testimonial o de marcar tendencias. Todos estos parámetros deben entrar en consideración, junto con los contenidos programáticos a la hora de decidir nuestro voto.
Con unas elecciones sabemos que no cambia el mundo normalmente, pero sí que las decisiones de los Parlamentos y los Gobiernos pueden ser de inmensa trascendencia para nuestra vida como familias. En estos momentos, en España hay un intenso debate entre dos modelos de familia: el propio del humanismo cristiano, más o menos oscurecido en sus contornos y características para una parte de nuestros conciudadanos y políticos, por un lado; y el beligerante modelo de la ideología de género, sectario y antinatural pero muy presente en parte de las fuerzas políticas españolas. Esta confrontación está en la campaña electoral, en los programas de los partidos y en la sociedad española y, por tanto, también en los medios de comunicación. Y debe estar presente en nuestra decisión sobre a quién votar, si la familia nos importa. No es el único factor a ponderar - hay otros temas de igual e incluso, quizá, superior relevancia- , pero es uno de los más trascendentes por la objetiva importancia de la materia.
Votar en clave de familia:
Me gustaría que de la misma forma que, entre todos, hemos logrado que, en la campaña, se hable de la familia - bendita novedad de esta campaña- , también me gustaría que éste fuese el proceso electoral en que las posturas de los partidos sobre la familia fuese uno de los elementos mas relevantes en la orientación del voto de los españoles. Y que se notase que es así porque lo comentamos con amigos y conocidos, porque las encuestas lo detecten y porque se note en los medios de comunicación a través de nuestras cartas y llamadas.
Si votamos en clave de familia, la familia y nuestras convicciones sobre ella se convertirán en importantes para los políticos. Está en nuestras manos.
