La piorrea se cura del todo pero es imprescindible una higiene personal adecuada de los dientes. La gente se ahorraría muchos esfuerzos económicos y de tratamiento si fuese consciente de que la piorrea se puede prevenir y curar. La piorrea, hoy llamada enfermedad periodontal (gingivitis y periodontitis), tiene cura y permite conservar las piezas dentarias, incluso, de por vida. El tabaco es, junto a determinados grupos de especies microbianas, el principal factor de riesgo a la hora de propiciar o adelantar la aparición de piorrea.
La causa de la elevada prevalencia que la piorrea tiene hoy en día en nuestra sociedad sólo se explica a causa del desconocimiento que hay entre la gente de que es una enfermedad que se cura. Así lo ha puesto de manifiesto Ion Zabalegui, presidente del comité organizador de la 42.ª reunión de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), que se celebra del 22 al 24 de mayo en el Palacio Euskalduna de Bilbao. Y es que la piorrea también conocida hoy como enfermedad periodontal sigue siendo la principal causa de pérdida de dientes en el adulto, a pesar de los avances que ha habido.
Son dos las principales afecciones que comprende la piorrea. Por un lado, se encuentra la gingivitis, que se traduce en una inflamación de las encías que rodean al diente. Y por otro, la periodontitis, que viene causada normalmente por una gingivitis previa y supone la destrucción del tejido óseo alrededor del diente.
Para ambos casos, el experto afirmó que existen soluciones eficaces que permiten a las personas tratadas conservar todas sus piezas dentarias, incluso, de por vida. La primera de las medidas en las que hizo hincapié Zabalegui fue la prevención. Es muy importante el control periódico de la boca ya que la piorrea es una infección crónica, no aguda, que va actuando progresivamente. Así, hay un estadio en el que todavía se puede actuar con eficacia sobre ella y salvar el diente. Sin embargo, si se deja avanzar sin control, llega un momento en el que la pérdida de los dientes se hace irreversible.
Factores de riesgo
A pesar del gran desarrollo habido en la lucha contra la enfermedad periodontal, existe una serie de factores de riesgo que pueden provocar su aparición o agravamiento en caso de que ya exista infección. Así, Zabalegui citó al tabaquismo como el más importante de ellos por su relación directa en la destrucción del tejido periodontal y porque perjudica la cicatrización y la respuesta al tratamiento desinflamatorio y al avanzado o quirúrgico.
Además del tabaquismo, es también muy importante la susceptibilidad individual derivada de la genética de cada individuo, por lo que es considerado como un factor de riesgo más. También salieron a colación los desequilibrios emocionales como la ansiedad, la depresión esencial, y los factores sistémicos, referidos a que determinadas enfermedades (como la diabetes tipo 1) pueden influir negativamente en la piorrea.
Los tres pilares para curar la piorrea
En el caso de que la enfermedad periodontal o piorrea sea detectada a tiempo, el tratamiento consta de tres pilares básicos. El primero de ellos lo constituye el curetaje, en el que a través de curetas instrumentos especialmente diseñados para eliminar los depósitos bajo la encía, se elimina la placa bacteriana. Posteriormente, y en caso de que la infección específica lo precise, se recurre a un tratamiento especializado con antibiótico.
El último de los pilares indicados por el experto es el correcto cepillado de los dientes. El control mecánico de la placa por parte del profesional y por parte del paciente es esencial. Si el paciente no elimina de forma eficaz la placa que se forma cada doce horas de ahí la necesidad de limpiarse la boca al menos dos veces al día, será muy difícil lograr una curación completa de la piorrea. En este sentido es muy importante que siga las indicaciones que le da el especialista para efectuar una adecuada limpieza de los dientes y las encías.
¿Cada cuánto tiempo se debe efectuar el control periódico?
No obstante, tanto en los casos en los que se logra salvar la dentición originaria como en los que se recurre a los implantes el paciente no se debe olvidar que ha tenido una infección, que aunque está curada, puede volver a registrar un repunte en su actividad y volver a poner en peligro la salud de la dientes e, incluso, de los nuevos implantes que le han sido colocados.
En este sentido abogó por un control individualizado de la enfermedad periodontal, después de curada, dependiendo de los factores de riesgo que todavía queden presentes después del tratamiento. De este modo, los intervalos de seguimiento serán más frecuentes cuantos más factores de riesgo tenga el sujeto, aunque, de manera general tratamos de no hacer venir al paciente más de dos veces al año a la consulta, si bien en determinados casos, es necesario una frecuencia mayor.
Según recordó, la boca sigue siendo el agujero séptico del cuerpo humano más importante en cuanto a número de microbios, lo que implica que es una fuente principal de infecciones y de transmisión de microbios.
Cicatrices
A pesar de los avances registrados en la prevención y tratamiento de la enfermedad periodontal, los efectos de la misma en la boca siguen dejando secuelas. los tejidos blandos de la herida y los tejidos duros del hueso se ven atacados por la infección y la destrucción que en ellos se producen, al actuar sobre ambos tipos de tejido, provoca la aparición de cicatrices, visibles e invisibles.
La regeneración de tejido es uno de los campos de la odontología en los que más se está investigando en los últimos años, como fórmula para contrarrestar los efectos que deja en la boca la enfermedad periodontal. Dentro de esta área, se están desarrollando técnicas y productos que favorecen el crecimiento y la regeneración de los tejidos destruidos, como complemento del tratamiento.