
Las aves cantoras con una personalidad arriesgada y que se exponen más a los depredadores tienen también más éxito en los cortejos sexuales, según un estudio realizado por investigadores belgas y húngaros. Pero, ¿cómo se conoce el temperamento de un ave durante un simple flirteo? Muy sencillo: escuchándola cantar. Desde hace tiempo se sabe que el canto de las aves juega un papel importante y bien conocido en la selección sexual. Un canto llamativo es propio de aves osadas, ya que no sólo atraen el interés de las hembras, sino que también llaman la atención de los depredadores. El repertorio vocal de un ave también dice mucho de su idiosincrasia: los individuos más aventureros exploran un mayor rango de hábitats, donde escuchan sonidos variados que incorporan después a sus cantos.
Al fin y al cabo, desde el punto de vista evolutivo, la valentía y el espíritu aventurero son rasgos de personalidad que suelen aumentar el éxito reproductivo, explican los investigadores. (Muy Interesante)
Anoche, viendo en televisión Crash, observé una escena significativa sobre la importancia que la hembra/mujer concede a la valentía: el vehículo de un matrimonio de color (negro), es apartado de la carretera por un par de policías, ya que éstos contemplan cómo ella está agachada sobre él... El poli malo -racista- aprovecha la ocasión para ridiculizar al marido y cachear abusivamente a la mujer, ante la callada mirada del primero, que incluso -para evitar males mayores- ordena cerrar el pico a la esposa y pide disculpas a los agentes por el "escándalo público". Ella, indignada, lo mira con repulsión y odio infinitos, al tiempo que insulta al policía por su comportamiento, echando en falta la intervención del sensato marido. Una vez concluído el manoseo, el policía da el visto bueno para la continuación de su marcha, tras lo cual, ella rechaza de plano al esposo, al que tacha de cobarde -entre otros improperios-.
A esta mujer, "su hombre" se le ha caído del pedestal. Ya nunca será lo mismo... por mucha razón que al marido pudiera haberle asistido. Es así.
Quizás por ese deseo innato de protección masculina -se diga lo que se diga- a las mujeres nos atraen los valientes. Y, tal vez por ello, en una primera etapa de nuestras vidas confundamos al chico malo (osado) con el hombre audaz y emprendedor. Afortunadamente, con los años, somos conscientes de que cierto grado de "cobardía" no sólo no es repudiable, sino altamente aconsejable.
Pero -ojo- sólo en casos aislados y en situaciones muy delicadas, porque una vez que el hombre se ha caído de su trono, dificilmente volverá a recuperar el puesto. Eso sí, su integridad física, a pesar del golpe, seguirá intacta...
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