Numerosas personalidades del mundo de la Medicina y todo el entorno familiar del doctor Felipe Martínez Pérez, fallecido hace un año en Sevilla, participaron ayer en el Homenaje organizado por la Fundación Plenum, que se celebró en el Edificio Da Vinci, en la Isla de la Cartuja.
A lo largo del multitudinario acto, que contó con una importante asistencia de público, se destacó la importante huella que ha dejado como legado este médico nacido en Morón de la Frontera y fundador de destacadas entidades médicas andaluzas. De las principales cabe destacar su firme apuesta por la introducción de la endoscopia como método diagnóstico, y el hecho de que fuera creador del que sería el primer Servicio de Digestivo de Sevilla, en el que se formaron destacados especialistas, bajo su dirección. O su perfil humanista, con gran conciencia del papel del médico y del contacto con el paciente.
Por la calidad de su obra, pertenecía a numerosas sociedades científicas, y era académico de la Real Academia de Medicina de Sevilla, miembro de Honor y Medalla de Oro de la Sociedad Española de Patología Digestiva, fundador de la Sociedad Andaluza de esta misma especialidad y académico numerario de la Real Academia de Medicina de Sevilla, además de pionero en la introducción del diagnóstico por imagen como fundador de Cerco, y del PET en Andalucía con Cadpet y el ciclotrón productor de isótopos.
A lo largo del acto homenaje, se evocó su trayectoria desde una triple vertiente: los aspectos científicos y docentes, que fueron desvelados por el profesor Hugo Galera Davidson; los profesionales y humanos, que corrieron a cargo del profesor Juan Ramón Zaragoza Rubira; y los familiares y sociales, destacados por su hijo, el profesor Felipe Martínez Alcalá, que completó la dimensión más cercana del destacado médico.
Su relación estrecha con el paciente, las largas jornadas de trabajo y, sobre todo, su vida comprometida, fueron las claves de gran parte de las exposiciones, que estuvieron llenas de anécdotas de un hombre con un perfil muy especial, que dejó su huella en numerosos pacientes y, sobre todo, en la Historia de la Medicina de Sevilla.