XLIV Premio Ateneo de Sevilla 2012
David Tejera es un periodista que lleva más de veinte años trabajando en televisión. Y casi los mismos penDavid Tejera es un periodista que lleva más de veinte años trabajando en televisión. Y casi los mismos pensando que su profesión traiciona muy a menudo a la gente que tiene derecho a saber la verdad de las cosas, especialmente las que no se cuentan. Durante estos años David Tejera ha trabajado en diferentes cadenas. Comenzó en el año 1991 en Antena 3TV, después se marchó a CNN+. Con el final del canal pasó a los servicios informativos de CUATRO y de ahí a TELECINCO, donde trabaja actualmente. En este tiempo ha ejercido diferentes funciones en el mundo del periodismo. Desde trabajar micrófono en mano y con la cámara al hombro a presentar informativos y narrar en directo los acontecimientos más destacados de la última década. David Tejera es un narrador de historias, en ocasiones son reportajes de un minuto y medio y otras veces decide llenar páginas y páginas en blanco para crear un mundo propio. Es el caso de Seis peces azules y de su anterior novela La senda de los locos.sando que su profesión traiciona muy a menudo a la gente que tiene derecho a saber la verdad de las cosas, especialmente las que no se cuentan. Durante estos años David Tejera ha trabajado en diferentes cadenas. Comenzó en el año 1991 en Antena 3TV, después se marchó a CNN+. Con el final del canal pasó a los servicios informativos de CUATRO y de ahí a TELECINCO, donde trabaja actualmente. En este tiempo ha ejercido diferentes funciones en el mundo del periodismo. Desde trabajar micrófono en mano y con la cámara al hombro a presentar informativos y narrar en directo los acontecimientos más destacados de la última década. David Tejera es un narrador de historias, en ocasiones son reportajes de un minuto y medio y otras veces decide llenar páginas y páginas en blanco para crear un mundo propio. Es el caso de Seis peces azules y de su anterior novela La senda de los locos.
Bienvenidos a la tela de araña de Seis peces azules. Una tela de araña construida con tres tramas principales alrededor del personaje de Andreas, un traficante de piedras preciosas sin pasado que vende su mercancía en Ámsterdam a los joyeros holandeses. Su vida transcurre entre viaje y viaje, de Holanda a la India, de la India a Siberia, de Siberia a Angola. Comparte la tela de araña con Elka, su pareja, una joven trabajadora de una tienda de té en el barrio de Jordaan que siente cómo su vida es básicamente una despedida tras otra, una ausencia tras otra, un vacío, una búsqueda. También persigue su lugar en el mundo el marinero Stéphanos, embarcado en un viejo mercante que se dirige a un cementerio de buques en el océano Índico, o Neron Staufman, que contrata a Andreas para que encuentre un diamante muy especial en la India, o el hombre de color azul, que es incapaz de agarrar la vida con las manos. Aunque no lo sepan todos ellos están conectados de alguna forma, igual que esos misteriosos peces azules de cristal que viajan en el viejo mercante panameño Volcán Chiriquí.
Entrevista a David Tejera
Vivimos atropellados, casi sin tiempo. Leemos poco, pero de entre todos los títulos que aparecen cada año, denos una razón para fijarnos en Seis peces azules. ¿Qué nos propone? Venirse de viaje. ¿Qué tipo de viaje?
Un viaje por la vida. A veces iremos a la India siguiendo las huellas del diamante Jehangir, a veces estaremos a veinte grados bajo cero en Siberia, buceando en los ojos de un niño, a veces navegaremos por el océano Índico en un mercante que se cae a pedazos deseando perdernos, a veces pasearemos por los canales de Ámsterdam. Nos llenaremos de aromas lejanos. Y, sin embargo, muchas veces el viaje será hacia dentro, hacia nuestras propias entrañas. Un viaje a solas con nosotros mismos y nuestros sentimientos.
¿Es entonces un libro de aventuras? Puede decirse que sí, pero yo prefiero decir que es un libro de búsquedas. Un libro sobre la aventura de vivir, sobre el desafío y la obligación de buscar la felicidad. Diría que Seis peces azules se asoma a otros países, a otras culturas, sí, pero sobre todo intenta sumergirse en los cimientos del ser humano. Y también viajaremos por ellos, por la Generosidad, por la Vanidad, por el Egoísmo, por la Inocencia, por la Avaricia, por la Entrega.
Habla usted de que Seis peces azules está lleno de aromas, ¿a qué huele Seis peces azules?
Huele a mar, huele a piña seca, a lima, al té que vende Elka en su tienda de Ámsterdam, pero también huele a lodo, a la mierda de los camellos y las vacas que caminan por las calles de Jaipur. Huele a triunfo y a miseria al mismo tiempo. A billetes sobados que van de mano en mano. Huele como huele el mundo, que es un sitio mucho más ancho de lo que imaginamos.
Ha mencionado antes un diamante que persigue Andreas, el traficante de piedras. ¿Puede hablarnos de esa piedra? ¿Existe?
Por supuesto que existe. Es un diamante de 83 quilates encontrado en la India medieval. Una piedra rara y llena de misterios. Tiene grabados en una de sus caras los nombres de los tres emperadores mogoles que lo poseyeron, Jehangir, Jehan y Aurangzeb, y fue un símbolo de poder en su época. Un poder ilimitado en lo militar, en lo terrenal y en lo espiritual encarnado en los emperadores mogoles que llegaron a someter a diferentes religiones allá por el siglo XVI. El Jehangir es un diamante en forma de lágrima tallado de una forma extraña, digamos que raramente imperfecto, lo que ha alimentado diferentes leyendas.
Andreas corre detrás de una de esas leyendas hasta una ciudad fantasma llamada Fatehpur Sikri porque supone el reto más apasionanate con el que se ha cruzado como cazador de piedras. ¿Ha estado usted allí?
Sí. Allí es donde podría situarse el origen de esta novela. En un viaje que hice a la India en el año 2000 y en el que conocí a un joven holandés que se dedicaba precisamente al tráfico de piedras. Apenas coincidí con él un par de días en Jaipur en los que me contó algunos de sus trucos para conseguir sus gemas. Se quedó flotando como un recuerdo, pero tiempo después decidí que quería inventarme una vida para él. Tiene gracia porque esté donde esté seguro que ni se imagina que aquel encuentro se convirtió en el centro de una novela. El cerebro es mágico.
Sitúa usted a ese traficante en el centro de la novela. Pero también están Elka, el Hombre Azul, Stéphanos, el señor Staufman
De hecho Andreas es solo el centro de una tela de araña tejida con esos personajes y algunos más, que surgen, se cruzan, desaparecen. Y aunque empezó siendo una historia digamos de protagonista, todos ellos fueron ganando más fuerza y más terreno a medida que avanzaban las páginas. Creo que es porque de alguna manera necesitaba reflejar que cada cual tiene sus tesoros. Y que tan apasionante puede resultar la vida de ese cazador de piedras que vive de país en país como la del que busca su recompensa de una forma más sencilla.
Todos ellos, Elka, Stéphanos, el Hombre Azul, son aventureros a su modo. ¿Y cuál es esa recompensa?
Pienso que el tesoro mayor de todos: la felicidad. El problema es que muchas veces creemos que caminamos en la dirección correcta para dar con ella y tropezamos. Pero no hay otro norte, el que nos mueve a todos es encontrar la forma de ser felices, incluso en tiempos como estos.
¿Cómo la persiguen los personajes de Seis peces azules?
Andreas es un soñador que se desafía a sí mismo con retos imposibles. Eso es lo que le hace feliz, lo imposible. La felicidad que persigue Elka, que trabaja como dependienta en una tienda de té, es más cercana, más real. Una felicidad más cotidiana y sin embargo llena de desafíos, el primero de ellos conseguir que la quieran. La felicidad de Stéphanos, el marinero griego, consiste en sacarse de dentro los miedos que ha acumulado navegando en el pasado. Al Hombre Azul le basta con recuperarse a sí mismo y saber quién es en realidad, eso le haría feliz. La felicidad de Staufman es muy de nuestros días, necesita una engañosa felicidad material, necesita el éxito y que los que han «triunfado» le acepten como uno de los suyos. Necesita sentir que no forma parte del grupo sino que es un elegido. Todos van detrás de aquello que piensan que les puede hacer felices. Les pasa a ellos y a todos los personajes que transcurren por la novela.
¿Y qué pintan esos seis peces azules de los que habla el título y que aparecen por primera vez a bordo de un mercante?
Sí, es un mercante que una tripulación desesperada dirige a un cementerio de barcos en la costa este de África. Esos peces de cristal forman parte del equipaje de uno de los marineros, Stéphanos. Los peces de cristal son un objeto que aparece y desaparece a lo largo de todas las tramas del libro. Pero también es el símbolo que conecta los destinos de todos los personajes. Una forma de explicar que nuestra vida está unida a la de otras personas y que también oscila de lado a lado cuando los demás se mueven. Incluso se pueden desplomar cuando aquellos a los que queremos se desploman. Igual de frágil que los equilibrios que nos rodean. Un gesto, un detalle, un secreto, una ambición es capaz de provocar un terremoto en la vida de otros.
Nos llama la atención que usted dedica el libro a su familia, pero también a aquellos, dice, que «se atreven a pensar por sí mismos y a los que resisten en medio de este festín de parásitos». ¿Por qué?
Porque es fácil jugar con la conciencia de la gente. Porque es fácil generar miedo y estados de opinión. Porque es fácil acomodarse y dejar que a uno lo convenzan de todo, sea cierto o falso. Y en esta manipulación permanente, en este engaño masivo, tienen mucho mérito los que escuchan pero se atreven a pensar un poco más allá y son capaces de preguntarse por qué me cuentan esto y por qué me lo cuentan así. Me parece que esas personas valen la pena. Y en cuanto a los que resisten a los parásitos... Es que hay mucho parásito suelto. Muchos que chupan del esfuerzo diario de los demás. Son dañinos. Parásitos que nos roban nuestras ilusiones, el presente y el futuro de nuestros hijos.
¿Y quienes son esos parásitos? Para empezar los que se sientan aludidos. Pero coja papel y lápiz, encienda la televisión y vaya apuntando los nombres de todos aquellos y aquellas que viven del dinero y esfuerzo de los demás sin ser dignos de ello. Le saldrá una buena lista. Otro día le doy mis nombres y nos echamos unas risas. Seguramente coincidiríamos en casi todos.
Pero usted es periodista. Parece que tuviera un conflicto entre ser periodista y escritor. Parece que fuese una cosa para escapar de la otra.
No hay conflicto, porque antes que periodista y escritor soy persona. Creo, eso sí, que mi profesión es cómplice de muchas cosas, de silenciar, de no denunciar, de no contar, de justificar lo injustificable, de contar al revés, de venderse muchas veces al mejor postor. Y sin embargo también creo que es imprescindible para despertar conciencias. Aunque pienso que eso hoy en día se hace más desde internet y desde la redes sociales que desde los medios tradicionales.
¿Por eso escribe?
No, escribo por algo mucho más sencillo. Me encanta cómo suenan las palabras. Me gusta su fuerza y cómo provocan emociones, pero sobre todo me conmueve cómo suenan. El milagro se hace completo cuando alguien lee tus palabras... y le gusta cómo suenan. Ojalá ocurra con Seis peces azules.
Las tramas
El diamante
Jehangir Un cazador de piedras preciosas holandés recibe el encargo más apasionante de su vida. Seguir en la India los pasos del diamante Jehangir. Una piedra de 83 quilates que estuvo colgada del Trono del Pavo Real y representó en su día el poder de los emperadores mogoles. El precio es alto si acepta el trabajo porque Andreas debería adentrarse en la India para comprender qué ocurrió en la capital de un imperio, la ciudad fantasma de Fatehpur Sikri. El viaje a la India es un choque entre dos mundos y enfrenta a Andreas consigo mismo. Con sus límites, con su fondo. Los mercados de Nueva Delhi, las calles de Jaipur, la ciudad fantasma de Fatehpur Sikri, la gente, ese extraño diamante le ponen delante de un espejo en el que se refleja su vida, sus desafíos, y las decisiones pendientes con la única persona que le importa: Elka.
El V olcán Chiriquí Doce hombres desesperados embarcaron en un mercante panameño de doscientos metros de eslora. El viejo Volcán Chiriquí no lleva carga, su bodega está vacía. No se dirige a ningún puerto. Ese montón de chatarra navega día tras día por el Índico hacia un lugar de la costa africana. Es su última travesía porque la misión de los tripulantes consiste precisamente en deshacerse de ese buque, dejarlo embarrancado en un cementerio de barcos, para ahorrarse el desguace y que los propietarios puedan cobrar el dinero de los seguros. Solo unos tipos sin nada que perder aceptarían un viaje tan extraño, y entre ellos está Stéphanos. Un marinero griego que tiene pánico al mar, cuentas pendientes con el pasado, y que no se separa de los seis peces azules de cristal que cuelgan del techo de su camarote. En un barco las órdenes se acatan, o no. La tienda de t é Junto a los canales de Ámsterdam se alza una pequeña tienda de té, «Samoa». Un lugar apacible en el que los vecinos del barrio han encontrado la calma y el sosiego que desprenden esas hierbas milenarias y las dos mujeres que se encargan del comercio, la señora Cloé Coluche y Elka, su empleada. Los días transcurren despacio para Elka: de la tienda a casa, de casa a la piscina, de la piscina a casa... Contando los días que faltan para volver a ver a Andreas. Las aguas de los canales son tranquilas como la vida de Elka y madame Coluche. Tranquilas y oscuras.
Galería de personajes
Andreas
Es un traficante, un cazador de piedras al que le encanta vivir sin raíces, sin fronteras, sin hogar. Un tipo que se ahoga cuando se queda quieto y que recibe un encargo irresistible, seguir en la India las huellas de un diamante de leyenda, el diamante Jehangir. Está acostumbrado a lograr lo que otros no consiguen. Es un jugador hábil que se vuelve torpe cuando pisa el terreno de los sentimientos.
Elka
Es una mujer joven, dependienta en la tienda de té en un barrio de Ámsterdam. Su vida es apacible, hasta cierto punto monótona. Siempre ha vivido a merced, sin atreverse a explorar su propia fortaleza. Por momentos Elka siente que la vida le ahoga, que no entra aire por ningún sitio. Para respirar, en ocasiones, no hay más remedio que echar abajo alguna puerta.
Stéphanos
Es el marinero griego del buque panameño Volcán Chiriquí. Junto a otros once compañeros navegan por el océano Índico con la misión de sepultar el viejo mercante en un cementerio de barcos a cambio de una recompensa. Stéphanos tiene varios problemas: su pánico al mar y sus compañeros de travesía. Pero también tiene aliados: los seis peces de cristal que lleva en su equipaje.
Neron Staufman
Necesita el éxito como si fuera una droga. Necesita más que nada una mano golpeando su espalda. Desde su despacho de la avenida Flort, en Ámsterdam, el viejo joyero mueve los hilos de su ambición. Gracias a los «tesoros» de Andreas ve cómo su reputación aumenta. Le falta un último empujón, el que le permita ser aceptado por la Asociación de Diamanteros Holandeses.
El Hombre Azul
Es un hombre que contempla la vida como si fuera un espectáculo en el que ya no participa. Un hombre con el cuerpo dolorido y lleno de recuerdos vagos que necesita encontrar respuestas. La más importante de todas, saber quién es. Todo el mundo le llama el Hombre Azul.
Cloé Coluche
La dueña de la tienda de té comparte días inmensos junto a su empleada. Es una mujerona fuerte y emprendedora, viuda de un diplomático francés salpicado por un escándalo de espionaje en China. Cuando tuvieron que escapar «Samoa» se convirtió en su tabla de salvación.
XVI Premio Ateneo Joven 2011
Fernando Otero (Sevilla,1978). Cursó estudios de Periodismo en la Universidad de Sevilla. Es Doctor y Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la Universidad de Granada. Actualmente ejerce como profesor en la escuela pública y en la universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Ha sido docente invitado en diferentes universidades chilenas.
Se inició muy joven en el articulismo colaborando, entre otras, en revistas especializadas sobre flamenco. Sus comienzos literarios fueron en la narrativa breve obteniendo diversos galardones. En 2006 se alzó con el XII Certamen Literario Universidad de Sevilla con la novela La Sonanta (2007). Donde la muerte te encuentre ha obtenido el XVII Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla.
En octubre de 1967, el mítico Che Guevara sobrevive a duras penas junto a sus guerrilleros ante el cerco del ejército boliviano. Tras su captura y ejecución, surgen rumores que desmienten la versión oficial sobre el transitar de la guerrilla. La desaparición de documentos y el mutismo de los testigos presenciales y del gobierno cubano aumentan los rumores sobre la traición al Che. Cuarenta años más tarde, el joven investigador español Ginés Maldonado, cargado de valentía y admiración por Guevara, viaja a Cuba como estoque final a su tesis doctoral sobre la muerte del guerrillero. Durante sus pesquisas añora a la mujer que ha abandonado en España y encuentra obstáculos insospechables interpuestos por los Servicios de Inteligencia de la isla. A pesar de todo, su audacia y convicción le conducen hasta un ex guerrillero compañero del Che, un diario de guerrilla nunca publicado y, sobre todo, Neliza Valdés, la persona que esconde los enigmas más inconfesables sobre la muerte del revolucionario.
Entrevista con Fernando Otero
¿Cómo clasificar Donde la muerte te encuentre?
No se somete a un género definido. Hay suspense, aventura e historia, pero no es una novela exclusivamente de aventuras, historia o suspense. En octubre de 1967 Che Guevara y los restos de su guerrilla son capturados y asesinados en Bolivia. Cuatro décadas más tarde un joven y audaz doctorando Ginés Maldonado viaja a Cuba a finalizar su tesis doctoral y aclarar algunos interrogantes aún sin resolver. ¿Enviaron los agentes cubanos al Che a una ratonera entregando un informe malintencionado sobre el lugar del campamento?
¿Eludió Cuba un probable rescate al Che entregándolo a una muerte segura? ¿Existen testimonios vivos silenciados que arrojen luz a esas preguntas?
Entonces, estamos ante una novela de investigación, es la búsqueda de Ginés Maldonado
Pero no sólo de búsqueda histórica o de indagación periodística, también de búsqueda interior. Maldonado es un ser inquieto por antonomasia, enamoradizo no sólo de un guerrillero sino de la vida y de las mujeres que abrigan su existencia. Su viaje va más allá de indagar cómo murió Che Guevara. Ha abandonado en España a la mujer que ama Raquel Osorio porque cree que vive una vida que no lo corresponde.
Y en Cuba encuentra esa vida
Bueno, encuentra a mujeres como Neliza Valdés o Rosita Menéndez que dan explicación a otras zonas de su interior. A veces, las certidumbres de nuestras vidas las edifican los descartes de esas otras cosas que sí estamos seguros no nos pertenecen. Una certidumbre que no necesitó edificar Ginés Maldonado es saber qué paso realmente con el Che.
Esa certidumbre es casi una obsesión. El maneja su propia tesis y sus convicciones son casi simétricas a las convicciones fatalistas del Che Guevara. Conocerá a cargos del gobierno cubano, buscará a ex guerrilleros y compañeros del Che que testimonien hechos, se adentrará en la vida de una jinetera, intimará con un trompetista negro del Malecón, con un bibliófilo, el presidente del Poder Popular de un pueblecito de la sierra Es capaz de levantar media Cuba para encontrar alguna pista que reescriba la historia oficial sobre la muerte del Che.
Y en esa obsesión se encuentra con el diario de Raúl Villar. Raúl Villar fue un guerrillero del grupo del Che en Bolivia. Escribió un diario que nunca apareció. También el nombre de Villar desapareció de los libros de historia de la Revolución. El diario encierra enigmas sobre qué paso realmente en el grupo guerrillero.
¿El diario existió?
En mi novela sí.
¿Por qué una novela sobre el Che?
Tenía diecisiete años cuando leí la primera biografía del Che. Son más de 15 años discontinuos analizando su vida. Hasta hoy he estudiado y analizado a 5 biógrafos más (los mejores). Además de los ensayos, sus diarios y los de otros guerrilleros, testimonios, cartas, estudios, discursos, documentales He viajado a Cuba varias veces y he vivido en la sierra como un cubano más. He escudriñado a qué autores devoraba el Che, cómo era su día a día en casa, en el Ministerio o en la guerrilla; cómo trataba a sus correligionarios, cuáles eran sus claudicaciones como ser humano, cómo se enfrentó a la muerte; qué simientes tenía aquel adolescente o veinteañero que inició un viaje en moto primero, y luego a pie, por toda Sudamérica antes de graduarse en Medicina; cómo se forjó su infancia, la etapa que sustenta todo el desarrollo de nuestra personalidad
¿La creación de la novela le unió más al guerrillero?
Sentí admiración desde el principio. Un espejo en el que mirarme, pero no desde lo político, sino desde lo humano. Me pareció un ser romántico, a mi juicio el que más de todo el siglo veinte. Un argentino hijo de una familia acomodada que abandonaba una vida fácil porque creía en la justicia social, un médico que se jugaba la vida cada día, fusil en ristre, porque hubiera escuelas para los campesinos y médicos para los hijos de los guajiros... Un niño que padeció un asma severísima desde los tres años, sus ataques eran tan intensos que lo hacían desplomarse en medio de la guerrilla o de un partido de rugby en la escuela. Un hombre que tenía la capacidad de inyectar esa convicción y esas fuerzas a los demás. Un obseso de la educación y la cultura para todos...Y no había cargo ni emblema ni dinero ni mujer ni hijos que se antepusieron a esos ideales. Ni siquiera su propia vida. Así era el Che. ¿No le parece romántico?
¿Cómo te imaginas Cuba si no hubiese muerto el Che?
Quizá la pregunta sería ¿hubiese triunfado la Revolución sin un personaje como Fidel Castro? Mi respuesta es no. Castro era insustituible. El Che era un idealista que hubiera sido incapaz de poner en peligro su integridad moral por unir a todos los grupos que cohabitaban en la Sierra en 1959. Castro sí. Fidel era un encantador de serpientes. Se uniría a cualquiera que luchara contra el mismo enemigo.
Pero entonces, ¿usted es fidelista o guevarista?
Interesa poner etiquetas a las que no permito someterme ni que nadie lo haga. Yo no pertenezco a nadie. Aunque sin duda el mensaje del Che es más romántico. Personajes como Hitler, Stalin, Franco o Castro son una desgracia para el ser humano y su estigma más oneroso recae sobre la libertad de pensamiento de muchas generaciones. Pero las repercusiones no son menores que la dictadura económica actual que nos oprime disfrazada bajo el ropaje de la democracia. Mis ismos se basan en la creencia de una meritocracia real, en que cada ciudadano conquiste su estatus a través de sus propios esfuerzos y su talento. Los derechos no conquistados o regalados son privilegios. Regresamos a una sociedad medieval donde las brechas sociales son irrecuperables.
Volviendo a la trama, hay un momento en que Neliza Valdés siente la represión patriótica en su conciencia, esa batalla de las ideas que llaman en Cuba la coloca en disyuntiva con el amor a sí misma o a los demás ¿El amor vence el adoctrinamiento?
Luchar por alguien o entregar tu vida por otro ser humano es una manifestación tan sublime que no tiene enemigos posibles.
¿Tiene algo de guerrillero o la impronta literaria fagocita al escritor?
Ahora el guerrillero del siglo XXI es un indignado. Me exaspera el inmovilismo y el individualismo. Si no se reacciona con la razón, lo haremos con la catástrofe, aunque sea tarde. Pero, por encima de la literatura, yo soy un cantaor frustrado, por eso escribo, es el medio en el que me expreso mejor.
¿Qué pueden encontrar los lectores de Donde la muerte te encuentre?
Creo que es una novela ágil que alimenta a los lectores exigentes y que entretiene a los que simplemente buscan un esparcimiento. Pero sobre todoaunque cohabitando con la ficción es una novela históricamente rigurosa y celosamente documentada. En La Sonanta se adentró en el flamenco y la Guerra Civil, Donde la muerte te encuentre analiza al Che ¿En qué trabaja ahora? Siempre me motivaron los ideales clásicos y los Juegos Olímpicos de la Antigua Grecia. En mi adolescencia viví los Juegos Olímpicos de Barcelona con especial fervor. El proyecto ya ha superado el periodo embrionario, pero por ahí van los tiros.
Lugares
Silebar
«Ahora puedo imaginar su inconfundible figura en Silebar caminando hacia la Venta de los Tres Gatos de la que tanto me ha hablado. Lo imagino casi con más nitidez que si lo estuviera viendo, porque la realidad a veces carece del vigor y el deseo que se le pone a la imaginación. Ginés Maldonado se adentra en el establecimiento observando a los parroquianos del pueblo que se apostan en la entrada y que desprenden ese aire eterno, como si siempre hubieran permanecido ahí, adheridos a la fachada, con sus mascotas caladas hasta los ojos, sus bastones y sus camisas blancas casi simétricas de estilo a las guayaberas cubanas»
Clemencia
«Antes de salir del hotel Sevilla, Rosita Menéndez me facilitó un contacto en Clemencia y sobre las nueve de una noche lluviosa me dieron acogida en la residencia de estudiantes Máximo Gómez. Seis o siete cubanos, todos civiles, pero casi firmes o cuasiformados, me esperaban en la entrada del edificio. La umbrosa luz de una farola me ayudó a discriminar unos rostros guajiros de expresiones simples y miradas campesinas que se presentaron como los cargos institucionales de la educación de Clemencia: directora de Educación, subdirector, jefa de Contabilidad, Coordinadora de Estudios »
Los Nardos
«Muebles de marquetería antiquísima que alcanzaban hasta los cuatro o más metros de altura del techo del restaurante Los Nardos, cientos de botellas de vino insertadas en el maderamen que decora las paredes, una pianista y un violinista perennes en la esquina del salón, como apéndices inseparables de aquel todo. Ella se pondría un vestido corto y ceñido, que realzaría las formas contundentes que tanto disfruto en las mujeres, y con tonalidades claras que iluminarían la tez morena de su cuerpo. Yo revisaba cada detalle del restaurante con la intención de agradar a la mujer que me acompañaría en una de aquellas mesas horas más tarde».
C/ Empedrado
«Ginés Maldonado deambuló a lo largo de calle Empedrado fingiendo estar desorientado o buscar la ubicación de unas señas. Miró al interior de la bodega desde la esquina de la calle y vio a Juan del Valle detrás de la barra. Finalmente, al asegurarse de que ninguno de los parroquianos apostados a lo largo de la pared lo vigilaba, accedió al establecimiento. Cuando del Valle lo contempló entrando en la bodega lamentó haberlo visto de nuevo. Portaba un mandil blanco y charlaba desganadamente con dos miembros del cuarteto de música cubana que amenizaba a los turistas ».
Galería de personajes
Ginés Maldonado
Ejercer como profesor de Historia en el municipio agrícola de Silebar le inoculó el deseo de transmitir saberes a través de las emociones; doctorarse investigando la muerte de Che Guevara le concedió la certeza de recelar para siempre de las versiones oficiales. Por eso, viaja a Cuba. Además, de la verdad sobre la muerte del Comandante Guevara, Maldonado espera que, al viajar, pueda convertirse en otro hombre, o al menos, aligerarse de su pasado y de sus claudicaciones como ser humano.
Neliza valdés
Enero de 1959. Los barbudos hacen su entrada triunfal en La Habana. Todos los nacidos a partir de esa fecha son hijos de la Revolución. Neliza Valdés es una de ellas. Mujer unida a la causa revolucionaria por un hilo que su cultura y su sensualidad pueden quebrar. Observar las pasiones de los demás uno de sus placeres podría conducirla hacia una nueva vida.
Raúl villar
Guatemala. Década de los 50. El gobierno democrático de Jacobo Arbenz sucumbía ante el golpe de Estado auspiciado por Estados Unidos. En el año 54 el cubano Raúl Villar viaja como voluntario para salvar el gobierno. Ante la toma de la ciudad, 13 activistas se refugian en la embajada de Argentina. Entre ellos Raúl Villar conoce a un joven médico argentino llamado Ernesto Guevara.
Raquel Osorio
Joven campesina de Silebar. Ser espontáneo, ingenua como un niño. Capaz de amar a cambio de nada y, por tanto, incapaz de comprender el despecho. Raquel Osorio es la mujer vulnerable por antonomasia ante el desamor.
Ganadores del Premio de Novela Ateneo Joven
1996 Carpe diem Bruno Francés
1997 Para que nada se pierda Carmen Amoraga
1998 Que veinte años no es nada Marta Rivera de la Cruz
1999 Trigal con cuervos Care Santos
2000 El suelo bendito Óscar Esquivias
2001 La canción de las cerezas Blanca Riestra
2002 La senda de los locos David Tejera
2003 El crimen del esclavo Marta Santos
2004 El país de las mariposas Nerea Riesco
2005 Calor de Hogar, S.A. Cristina Cerrada
2006 El ingrediente secreto Vanessa Montfort
2007 Sombras de unicornio Raquel Martínez-Gómez
2008 Eres bella y brutal Rebeca Tabales
2009 América Lorenzo Luengo
2010 Dicen que estás muerta María Zaragoza
2011 El Gran Juego Leticia Sánchez Ruiz
Ganadores del Premio de Novela Ateneo de Sevilla
1969 La sombra de las banderas Manuel Pombo Angulo
1970 Pepa Niebla Torcuato Luca de Tena
1971 Del ático al entresuelo Pedro Pablo Padilla
1972 Epitafio para un señorito Manuel Barrios
1973 Se vende un hombre Ángel María de Lera
1974 Todavía... Rodrigo Royo
1975 Manú Cristóbal Zaragoza
1976 Planicio José Luis Olaizola
1977 Memorias inéditas de José Antonio Primo de Rivera Carlos Rojas
1978 Un viento que pasa José Salas y Guirior
1979 En Canarias se ha puesto el sol Jordi Serra i Fabra
1980 Soy la madre Carmen Conde
1981 Toda la noche oyeron pasar pájaros José M. Caballero Bonald
1982 Las cabañuelas de agosto Antonio Burgos
1983 El volumen de la ausencia Mercedes Salisachs
1984 La vieja del molino de aceite Santiago Lorén
1985 El griego Jesús Fernández Santos
1986 Morir en Sevilla Nicolás Salas
1987 Tres chicas y un forastero Emilio Romero
1988 La duda inquietante José María Gironella
1989 Uno se vuelve loco Daniel Múgica
1990 El amante bilingüe Juan Marsé
1991 Gente de la soledad Ramón Serrano
1992 El infante de la noche Pedro Casals
1993 El peregrino Jesús Torbado
1994 El comedido hidalgo Juan Eslava Galán
1995 Humo Felipe Benítez Reyes
1996 El silencio roto Mariano García Torres
1997 La hija del coronel Martín Casariego
1998 Un hombre de provecho Félix Bayón
1999 Paso a dos Ramón Pernas
2000 Bellísimas personas Andreu Martín
2001 La piedra imán Álvaro Bermejo
2002 Como ángeles en un burdel María García-Lliberós
2003 Las amigas imperfectas Luis del Val
2004 Los náufragos del Stanbrook Rafael Torres
2005 El mundo se acaba todos los días Fernando Marías
2006 El otoño alemán Eugenia Rico
2007 Soria Moria Espido Freire
2008 El mapa del tiempo Félix J. Palma
2009 El violinista de Mauthausen Andrés Pérez Domínguez
2010 Mitología de Nueva York Vanessa Montfort
2011 El espejo negro Alfonso Domingo