Francisco Gallardo (Sevilla, 1958) acaba de presentar su tercera novela. Cambia de siglo, de temática pero no de ciudad. Sevilla vuelve a cobrar un protagonismo especial en “Áspera seda de la muerte” (Editorial Algaida, XXI Premio de Novela Ciudad de Badajoz).
En la sede de la Caja Rural de Sevilla, acompañado por el periodista Paco Robles y la escritora María Zaragoza, Francisco hizo la presentación pública de esta novela que se intuye tendrá un largo recorrido al igual que las anteriores, “El rock de la Calle Feria”(2008) , y “La última Noche” (Premio Ateneo novela histórica, 2012).
Lleno absoluto de público deseoso de conocer esta tercera novela dedicada a sus tres hijas: “A Arancha, que tiene los ojos color mar, a Sara, que tiene la sonrisa más hermosa del mundo, y a Carmen ,que tiene el talle de las cañas de azúcar”.
Diez años han pasado desde que este médico sevillano decidiera publicar su primera novela. La Medicina , la literatura y el deporte han sido siempre las grandes pasiones de Paco Gallardo, un hombre cercano, reflexivo y gran observador. Gallardo sabe escuchar pero también sabe relatar con la misma delicadeza que atiende a sus pacientes en la consulta médica. Su prosa cuidada y llena de preciosos detalles va calando en el lector y remueve por dentro. Este médico sabe curar también con la palabra.
Posiblemente es uno de los escritores que más y mejor conoce el alma femenina, y por eso su anterior novela, protagonizada por la primera mujer médico de la que hay constancia en la historia, está escrita en primera persona. ¿Sarah Avenzoar es Paco Gallardo o es Paco Gallardo Sarah Avenzoar?. “Una novela es la forma de contar la vida de otra gente para contar tu propia vida disimulada o quizás no. Escribir una novela es la impostura que te permite no contar tu vida. Nadie es dueño de su destino ni de las novelas que escribe”, decía Francisco dirigiéndose al auditorio.
En esta ocasión es una mujer también la protagonista, aunque el contexto histórico es 1813. Un documento que le entregó un amigo historiador, Bibiano Torres, fue el punto de partida para adentrarse en la Sevilla de principios del siglo XIX y en un pleito muy singular por una separación matrimonial. Él es un teniente ilimitado (de carrera), un héroe de guerra que ha conseguido echar a los franceses. Ella, Flora de Letona, una sevillana de clase media alta, que decide recurrir a los tribunales de justicia para separarse, cansada de sufrir malos tratos que describe literalmente así :“mi marido me pega más de lo normal”.
Un caso habitual en cuestión de malos tratos, un comportamiento social admirable y un comportamiento privado deleznable. La cara y la cruz de la violencia de género. Ella se refugia en casa en casa de un abogado los seis primeros meses pero después es “depositada” en un beatorio hasta que se resuelve su caso.
Sobre este delicado tema , con el que cada vez se sensibiliza más la sociedad, manifestaba el escritor:
“La estructura de violencia sigue profundamente arraigada en la sociedad, aunque hoy en día no es igual que en el XIX. Han pasado dos siglos pero la violencia no se ha conseguido erradicar. En aquella época ella pertenecía a una familia de buena posición porque sino hubiera sido imposible iniciar un pleito legal”.
Los casos de separación matrimonial eran muy escasos y entre 1810 y 1830 ha conseguido documentar sólo cuatro:
-“He dedicado mucho tiempo a los aspectos legales pero también he aprendido muchísimo. Ella cambió muchas veces de abogado, él solo tuvo uno. Los distintos abogados que defendieron a la mujer fueron redactando distintos argumentos pero quien finalmente la defiende habla del término “igualdad absoluta” que debe haber entre un hombre y una mujer”
Según comentó María Zaragoza, la novela se va “tejiendo”. Gallardo construye delicadamente el contexto y reproduce la Sevilla de esa época en la que se construye el primer barco de vapor en el Guadalquivir, en los astilleros de Triana, y se inaugura la línea Sevilla-Sanlúcar, hay un rebrote de la fiebre amarilla, deficiencias sanitarias paralelas a la crisis económica y el traslado de el Puerto de Indias a Cádiz.
Una novela donde abunda el diálogo y que reproduce escenas casi cinematográficas:
-“Yo estoy acostumbrado al relato oral, a la tradición oral. Mi madre era escritora, ella nos contaba a los cuatro hermanos relatos que me han quedado para siempre. Yo quería reflejar esa tradición y esa forma de ser, sobre todo en la madre de ella, doña Concha. Es la tradición oral de Sevilla, el estilo directo libre y con mucho detalle. Una estructura moderna pero en un ambiente histórico”.
Aprovecha el autor para recoger además palabras que han permanecido en nuestra lengua pero que tienen un grado de antigüedad.
-“Alferecía”, recordaba Francisco, es una palabra muy bonita que he rescatado que significa que le “ha dado un mal”. Algunos médicos las definían como una especia de accidente vascular, pero popularmente diríamos que le ha dado un “jamacuco”.
Francisco Gallardo finalizó dando las gracias a sus pacientes, algunos de los cuales estaban presentes, a sus amigos y a su numerosa familia, formada mayoritariamente por mujeres, “una legión de hermosas mujeres”, encabezada por su madre, María Rodríguez Gil, “una mujer con su elegancia de cine de cine antiguo, sus tacones, su risa”.
También tuvo una mención especial para el escritor fallecido, Julio Manuel de la Rosa, y para otros amigos a los que ha recurrido para documentarse como el Profesor Manuel Moreno Alonso, especialista en la Sevilla napoleónica, o la escritora Mamen de Zuleta.
“Áspera seda de la muerte”, tendrá también su propio recorrido geográfico por Sevilla porque “voy pisando la ciudad y recordando cada sitio reflejado en la novela”, aseguró Gallardo.