Habrá que analizar cuanto antes el papel preponderante que van tomando las redes sociales respecto de los medios más tradicionales de comunicación. O los periódicos, la televisión y la radio se hacen conscientes de la inmediatez y la valentía con que late el país por los ordenadores, o estarán abocados a un segundo y sospechoso plano. Desde luego estarán provistos de una profesionalidad y una obligación de contrastar las noticias, que no siempre está garantizada de unos particulares a otros; pero al final se les exigirá, tal como se ponen las cosas en tiempos indiscutiblemente excepcionales, una actitud de veracidad, arrojo e independencia desprovista de la más mínima servidumbre al poder establecido.
Esta misma tarde los internautas se pasan unos a otros la foto que coge al toro de la crisis por los cuernos. Así se ha quedado el de Osborne con los recortes del Partido Popular. Unos días más, unos cuantos viernes de aquí al final del estío más seco y árido del ocurrente Rajoy, y no habrá quien lo divise por las lomas de España, en este verano con más sobresaltos que una noche de mosquitos en Huelva. Dice mi compadre Miguel Caiceo que en Huelva los mosquitos no te pican, te follan.
De Zaragoza leo un correo del tan españolísimo como defraudado David Esteban Arregui, que dice, viendo al toro sin trapío:
-No va a quedar ni para caldo.
Así es, David. Como tengan que hacer pastillas de avecrem con esto Vamos a tener que pasar dos o tres veces por una carretera para verlo. El toro de Osborne, el lustroso y emblemático toro de Osborne, no sirve ya ni para un tentadero. ¿Un tentadero digo? Ni de vaquilla en el convite de una boda. A este le hace Pepe Luis Vázquez el pase de su legendario cartucho de pescao frito, y se te queda parado como uno de los más de cinco millones que van ya, hasta que se jame la última presa de hueva y adobo. Así se ha quedado desde que llegó vestido de presidente de gobierno un tío director de la oficina de la esquina de Europa, llamado Rajoy, sin la vergüenza torera de pedir el indulto para España.
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