El miércoles de Ceniza y el viernes Santo son días de ayuno y abstinencia. El ayuno consiste en hacer solo una comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedir perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre. La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el cielo. Al momento de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas el sacerdote nos recuerda las palabras del Génesis, después del pecado original Acuérdate, hombre, de que eres polvo y en polvo te has de convertir, es una costumbre que recuerda a los que la práctica, que algún día vamos a morir y que el cuerpo se va a convertir en polvo. Es tradición dejar y no lavar la ceniza hasta que esta desaparezca por si misma. La celebración de la Santa Misa, con la imposición de la ceniza fue en la Parroquia de Sta. María de las Flores y San Eugenio Papa. La eucaristía estuvo celebrada por el Reverendo Francisco García Gavira y los concelebrantes los Reverendos Joaquín Bejines e Ignacio Jiménez Sánchez Dalp, acompañado de muchos feligreses del barrio que llenaron toda la iglesia parroquial, para comenzar de esta forma tan significativa de la cuaresma, el camino hacia la Pascua. En su Homilía el vicario Francisco García destaco los pilares que nos cuenta el Evangelio para este tiempo de cuaresma: Ayuno, Oración y Limosna.
Fotografía Antonio Rendón Domínguez